domingo, 20 de noviembre de 2011

Carta de despedida

El mapa es el viento, es como me gusta pensarlo. Para conocernos, encontrarnos y escucharnos. America sera para el resto del mundo el patio, pero es nuestro jardin. Acá nacen nuestras almas, aca donde el frío es cruel, las montañas altas y blancas, donde se debaten mano a mano las capitales con la paz del Cóndor. Acá, lejos en el tiempo, antes que todo, antes que el facebook, antes que la maquina de escribir, antes que el soldado, que el noble, antes que los rojos, amarillos y morados. Antes de lo que dicen ayer.
Este continente mágico nos llama, las voces urgentes que enmudecen cada día por el culto a lo mundano. La aventura, que nos llama a poner a prueba la osadia y la elocuencia de nuestros caminos.
Y aca estamos, en casa ya no hay heladera, ni somier, ni mesa, ni cocina, ni mueble con puertitas... A días de empezar a andar. Creo que a veces nos confunde tanta información, tanto ir y venir del “yo” para ponerse de acuerdo con un “super yo” que inventó este siglo ridiculo. Porque ridícula es la cultura que encuentra la belleza en un solo molde de mujer. Ridícula la idea de ponerle precio al tiempo, medidores al acierto o condecoraciones de honor a quien mas personas mato en nombre de una bandera. De repente el circulo se cierra, y en el silencio de estas sierras
- nace nuestro desvio.
Decidimos entonces descapitalizarnos, simplificar necesidades, la sed, el hambre, el frío, el trabajo. Nadie viene a contarnos este cuento. La idea siempre es “progresar”, juntar, acumular. Y cuanto mas conseguimos mas pertenecemos, y cuanto mas pertenecemos mas felices somos, y así, surgen mas cosas que nos hacen comunes, estandares y llevaderos.
Pero es el mismo amor, el cosquilleo que te hace una melodía, el rumbo de la mirada cada vez que se mira un horizonte, es el sexo en su climax, o un poema dictado en dos minutos, o cada noche que se pierde en busca de algo. Todas, ventanas al pasado, ventanas a un espacio inmenso y real donde duermen nuestras pasiones, nuestros sentimientos y destino. Y es jutamente ahi, de donde queremos juntar flores del piso. La vida que nos toca nos aburre, nos sabe desabrida la liebre de la modernidad, su confort, su rutina, sus mil artefactos y sus correspondientes controles remotos.
Entonces, ni bien terminemos de acomodar el equipaje subiremos a nuestra nave “Mimosa”, un Renault 4 del 82 que a razon de unos 80 km por hora de promedio comenzara a peinar el viento a merced del deseo espontaneo, o de las necesidades reales de sus tripulantes (Catalina Aulet y gatowoods). El primer destino es San Rafael (Mza), tierra de uno, donde el río es propiedad del sol, y la tierra del puma. Ahi abriremos el telon de la canción. Pues lo único que he elegido cargar en el auto son dos guitarras (Margarita y Josefina), dos micrófonos y sus respectivos amplificadores de volumen. El solo trabajo de músico será un echo si es que quiero comer todos los días. De ahi rumbo norte, a donde el calor del trópico se nos haga cada vez mas cercano, los ritmos mas alegres, mas cercana la gente, mas cercana la historia verdadera, sus enroques de gato por liebre, de oro por muerte, o de cristiandad por silencio.
Catalina lleva su viaje, su valija de deseos, su tiempo de andar. Carga solo con el fuego de sus antorchas, su cámara de instantaneas, y una rumbita parecida en el pecho para ayudarme a cantar. Somos compañeros en este viaje, piloto y copiloto, copiloto y piloto, mi amor, amiga y amante, musa y hembra, mi recodo de paz dentro de lo vertiginoso. Pero sobre todo es Cata. Por lo que se deja el renglon vacio a sus dedos. La redacción a su antojo, y la realidad a su versión. Yo fijo atento mis ojos, siempre agradecido, a ver su visión de la vida, de América, desde el lente de su Nikon, o desde su bailar imnotizante.
Hablo por mi entonces, y salgo a regar canciones por los pueblos, a juntar emociones en la funda de mi guitarra, a hacerme del aire día a día, en una poesía o en una canción. Me voy a buscar antologías aplastadas por la misma bota, a saludarme con mis hermanos andinos, a llevar sus versos para otros lados.. a mojarme con sus lluvias, y a beber de nuestra propia copa, nuestro hermoso arte.
Quedo a tiro de quien quiera reirse, de mi, de nosotros.. Solo busco cosas buenas de la gente, la burla es burla a su propia mediocridad, a su falta de cojones. Los agravios no recibidos como tal, se quedan en su enunciante ensuciandoles el sueño, queremos andar limpios, humildes y divertidisimos por ahi.. Nos divierte quemar las naves, y todo el molde siliconado de éxito minimalista.
No necesitamos mas que algunos pesos para arrancar, un auto que ande, que escriba poesia al verlo andar, la música, los malabares y algo para documentar tanta maravilla desconocida. Las culturas de America del sur,
milenarias y armoniosamente civilizadas. Amigas de esta tierra, respetuosas de su bondad. También las heridas que no cierran, y que la National Geographic no encuentra con suficiente exoticismo para mostrar.
Asi que, nos vamos con lo puesto, con la música como idioma universal, con la sangre coagulada en un sistema que no nos representa en casi nada. Nos vamos a buscar otras ideas, a adoptar otras verdades, a alegrar otras fiestas, a experimentar lo desconocido. Sepan los dioses verdaderos cuidarnos del maltrato de la intolerancia humana, de los pozos del camino, del peligro y la dejadez.
Soy dueño de un microfono, vaya ud a saber porque... seré olvido alguna vez, o tierra que abrigue raices de árboles, o parte del silencio donde mi alma elija reencarnar.
Pero mientras tanto, en esta vida, soy cantor, y nada mas.... Bien.. Buena ventura a la des-obediencia de vida. Al camino alternativo para hacerme escuchar con justicia y una causa mas noble que el éxito difusivo en mi solo beneficio personal.. Dejo aquí la invitación a compartir el viaje, dure lo que dure, tenga el rumbo que quiera tener. En este espacio http://mimosaviajera.blogspot.com/ estarán contados los kilometros, las voces mudas y las fotos de cada recital, juntada o fiesta donde Margarita quiera soltar su manto sonoro de amistad. Ya nos volveremos a ver. Cuando quiera el destino que entonemos juntos versos nuevos. O cuando la Mimosa nos quiera regresar a estas latitudes.

gatowoods